lunes, 13 de abril de 2015

El Personaje de la Semana: EL JUEZ DREDD

¡Él es la Ley, y más te vale creértelo! Esta semana os presento al Juez Dredd, el indiscutible rey de los tebeos británicos, el imparable policía del siniestro y distópico futuro de Mega-City 1. Personaje insignia de la revista 2000 AD (en su momento en los 70 un experimento mediático, hoy en día una autentica fuerza en el Reino Unido), el Juez Dredd apareció en el número 2 del semanal, en 1977, y ha tenido una trayectoria que muchos superhéroes envidiarían. Creado por John Wagner y Carlos Ezquerra, este personaje ha envejecido en tiempo real junto con su mundo, ha protagonizado dos películas (una pésima y otra infinitamente superior), y ha compartido viñeta con monstruos como el Depredador y héroes como Batman. Y lo que es más importante, sus historias, cargadas tanto de acción y violencia como de sátira, son sinónimas hoy en día de lo que es el Thatcherismo, el Estado Policial y el Autoritarismo incontrolado del Estado, la Libertad de Expresión y la Censura.
Lo primero de todo es explicar que el Juez Dredd no es un superhéroe, aunque algunos elementos lo aproximen al género. Realmente es un poli: un poli duro que hace que Harry el Sucio parezca un bebé recién nacido. En el futuro del 2099 (eso era en 1977; hoy es el 2137), el mundo es un desierto atómico excepto por las Mega-Ciudades, complejos urbanos que ocupan zonas tan masivas como países enteros. En el caso que nos ocupa, Mega-Ciudad 1 ocupa por completo la Costa Este de los Estados Unidos (con 800 Millones de habitantes humanos registrados). Estas ciudades, asoladas por el crimen, el hacinamiento, la pobreza, el desempleo y la mutación, son estados policiales gobernados por los Jueces, agentes de la Ley con el poder de Juez, Jurado y Ejecutor, todo en uno. Y el más duro de todos es Dredd.
Dredd es un guerrero sin par. Aun sin su equipamiento, sería capaz de meterles una paliza a doce hombres armados hasta los dientes. Pero no está ni mucho menos desarmado. El equipo estándar de los Jueces incluye una porra, la motocicleta Lawmaster (con piloto automático, coraza anti-balas y varios cañones) y, sobre todo, la pistola Lawgiver (Legisladora), un arma futurista con comando de voz y seis tipos de munición diferente según la situación lo requiera.
El Juez Dredd es la severidad en persona. Él es la personificación de la Ley (Él es la Ley), por lo que nunca aplica piedad ni misericordia a los criminales que caza, ni considera atenuantes a sus fechorías. Todos los crímenes son pertinentes para él. Ahora puede estar buscando un genocida que está a punto de destruir toda Mega-Ciudad 1, pero cinco minutos después de aplicar sentencia puede estar multando a una ancianita por saltarse un semáforo en rojo o arrestando con seis meses de prisión a unos gamberros por patear un robot. La Ley se aplica. Siempre. 
Dredd se convirtió en el que conocemos hoy en día en los años 80, durante la época de Margaret Thatcher. Un cómic fuertemente antisistema y punk como lo es Juez Dredd y buena parte de 2000 AD durante esa época tenía mucho que decir, y llegó a su mayor gloria durante la saga de Democracia y, en especial, en la novela gráfica “América”. Lectura recomendada, en serio.
¿Es un fascista? Sí. ¿Es un héroe? Curiosamente, sí. Esta ambigüedad es lo que lo hace tan único. Tan pronto salva la ciudad entera de su destrucción como maltrata con su porra a un sintecho por infringir la Ley.
Ese es otro de los aspectos que separan a Dredd de los Superhéroes. No hay nadie debajo del uniforme. No hay un Clark Kent. Joe Dredd no tiene vida privada, el solo es Juez. Veintitrés horas cada día de su vida las dedica a cazar y castigar el crimen. La otra hora la ocupa en comer, papeleo, aseo y cinco minutos de crio-sueño artificial. Por lo tanto, no hay nadie debajo del casco. Y esto es importante. Nunca veréis la cara que tiene. Aun cuando se quita el casco, los guionistas y dibujantes siempre buscarán maneras de taparle la cara, ya sean vendas, elementos del escenario o carteles de “Censurado”. No tiene aventuras amorosas, ni puede ser sobornado ni chantajeado.
Durante los casi cuarenta años que lleva el Juez Dredd patrullando las calles de Mega-Ciudad 1, le hemos visto envejecer, cambiar algunos aspectos de su actitud (como su posición con respecto a los mutantes), ganarse algunos aliados y, sobre todo, enemigos. Hemos visto cómo la ciudad ha ido mermando, con su población original de 800 millones de habitantes pasando a la mitad durante la Guerra del Apocalipsis, y más todavía durante los Días del Caos. A diferencia de los superhéroes, el mundo de Dredd no es relanzando (como DC con El Nuevo 52 o Marvel con el Universo Ultimates), sino que va todo de corrido (y, hasta ahora, ininterrumpido).
Los personajes secundarios que ayudan a nuestro anti-héroe en sus peripecias son sobre todo Jueces de Mega-Ciudad 1, como Giant, Hershey y Anderson, la cual tiene poderes psíquicos. Sus enemigos, en cambio van desde punkis callejeros hasta alienígenas abductores, pasando por dinosaurios clonados, agentes secretos de mega-ciudades enemigas, comunidades de vecinos en guerra, mutantes de toda clase, ciborgs homicidas, robots rebeldes, sociedades de mórbidamente obesos y Jueces enloquecidos y dictatoriales. Pero hasta ahora, ningún enemigo ha demostrado ser peor y más temible que el Juez Muerte y los Jueces Oscuros. Jueces procedentes de una dimensión paralela, estos no-muertos sobrenaturales exterminaron toda vida en su mundo porque, según lo veían ellos, solo los vivos cometen crímenes, de modo que toda vida es un crimen y su sentencia es LA MUERTE. Muerte, Miedo, Mortis y Fuego, a modo de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, son una amenaza constante y monstruosa para Mega-Ciudad, pues desean repetir sus actos en esta dimensión.


No obstante, Dredd es también antagonista en sus propias historias. Lo mismo que Spawn y Batman, algunas de sus mejores piezas (como la novela gráfica América, que ya mencionamos) no nos trae al Juez Dredd salvando la ciudad de la destrucción, sino imponiendo la Ley y el miedo a los ciudadanos, tanto a los apáticos como a los que desean el regreso de la Democracia.
La verdadera lección de las historias de Dredd es que el poder ilimitado solo trae la dictadura y que la apatía con respecto a la Democracia solo puede dar paso a la perdida de la libertad. Y tampoco nos olvidemos de la otra parte importante de Dredd: ¡lo divertido que es verle liarse a tortas con criminales!
omo a los que desean el regreso de la Democracia.
El Juez Dredd ha tenido hasta la fecha dos películas: una de 1995, protagonizada por Silvester Stallone, una de las peores películas rodadas esa década (donde, entre otras cosas, el Juez Dredd se quitaba el casco a los quince minutos de empezar la película); y otra de 2012, protagonizada por Karl Urban, una excelente película de acción futurista y claustrofóbica y una verdadera fábrica de memes. Esta segunda, pese a lo genial y violenta que es, y pese al seguimiento que tiene hoy, fue un fracaso en las salas de cine. Proyectos para secuelas de esta última han quedado en suspensión de manera indefinida, para desesperación de los fans. Creedme, pocas películas han generado más exigencias de espectadores. La gente que pide una secuela a Dredd se cuenta por millones (no exagero). Y mientras Hollywood está haciendo “Fast and Furious 7”, Dredd, el mayor agente de la ley de la historia de la ficción, esta esperando…

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