¡Él es la Ley, y más
te vale creértelo! Esta semana os presento al Juez Dredd, el indiscutible rey
de los tebeos británicos, el imparable policía del siniestro y distópico futuro
de Mega-City 1. Personaje insignia de la revista 2000 AD (en su momento en los
70 un experimento mediático, hoy en día una autentica fuerza en el Reino Unido),
el Juez Dredd apareció en el número 2 del semanal, en 1977, y ha tenido una trayectoria
que muchos superhéroes envidiarían. Creado por John Wagner y Carlos Ezquerra,
este personaje ha envejecido en tiempo real junto con su mundo, ha
protagonizado dos películas (una pésima y otra infinitamente superior), y ha
compartido viñeta con monstruos como el Depredador y héroes como Batman. Y lo
que es más importante, sus historias, cargadas tanto de acción y violencia como
de sátira, son sinónimas hoy en día de lo que es el Thatcherismo, el Estado
Policial y el Autoritarismo incontrolado del Estado, la Libertad de Expresión y la Censura.
Lo primero de
todo es explicar que el Juez Dredd no es un superhéroe, aunque algunos
elementos lo aproximen al género. Realmente es un poli: un poli duro que hace
que Harry el Sucio parezca un bebé recién nacido. En el futuro del 2099 (eso era en
1977; hoy es el 2137), el mundo es un desierto atómico excepto por las
Mega-Ciudades, complejos urbanos que ocupan zonas tan masivas como países enteros.
En el caso que nos ocupa, Mega-Ciudad 1 ocupa por completo la Costa Este de los
Estados Unidos (con 800 Millones de habitantes humanos registrados). Estas
ciudades, asoladas por el crimen, el hacinamiento, la pobreza, el desempleo y
la mutación, son estados policiales gobernados por los Jueces, agentes de la
Ley con el poder de Juez, Jurado y Ejecutor, todo en uno. Y el más duro de
todos es Dredd.
Dredd es un
guerrero sin par. Aun sin su equipamiento, sería capaz de meterles una paliza a
doce hombres armados hasta los dientes. Pero no está ni mucho menos desarmado.
El equipo estándar de los Jueces incluye una porra, la motocicleta Lawmaster
(con piloto automático, coraza anti-balas y varios cañones) y, sobre todo, la
pistola Lawgiver (Legisladora), un arma futurista con comando de voz y seis
tipos de munición diferente según la situación lo requiera.
El Juez Dredd es
la severidad en persona. Él es la personificación de la Ley (Él es la Ley), por lo que nunca aplica
piedad ni misericordia a los criminales que caza, ni considera atenuantes a sus fechorías. Todos los crímenes son
pertinentes para él. Ahora puede estar buscando un genocida que está a punto de
destruir toda Mega-Ciudad 1, pero cinco minutos después de aplicar sentencia
puede estar multando a una ancianita por saltarse un semáforo en rojo o
arrestando con seis meses de prisión a unos gamberros por patear un robot. La
Ley se aplica. Siempre.
Dredd se convirtió
en el que conocemos hoy en día en los años 80, durante la época de Margaret
Thatcher. Un cómic fuertemente antisistema y punk como lo es Juez Dredd y buena
parte de 2000 AD durante esa época tenía mucho que decir, y llegó a su mayor
gloria durante la saga de Democracia y, en especial, en la novela gráfica “América”.
Lectura recomendada, en serio.
¿Es un fascista? Sí. ¿Es un héroe? Curiosamente, sí. Esta
ambigüedad es lo que lo hace tan único. Tan pronto salva la ciudad entera de su
destrucción como maltrata con su porra a un sintecho por infringir la Ley.
Ese es otro de
los aspectos que separan a Dredd de los Superhéroes. No hay nadie debajo del
uniforme. No hay un Clark Kent. Joe Dredd no tiene vida privada, el solo es
Juez. Veintitrés horas cada día de su vida las dedica a cazar y castigar el
crimen. La otra hora la ocupa en comer, papeleo, aseo y cinco minutos de
crio-sueño artificial. Por lo tanto, no hay nadie debajo del casco. Y esto es
importante. Nunca veréis la cara que tiene. Aun cuando se quita el casco, los
guionistas y dibujantes siempre buscarán maneras de taparle la cara, ya sean
vendas, elementos del escenario o carteles de “Censurado”. No tiene aventuras
amorosas, ni puede ser sobornado ni chantajeado.
Durante los casi
cuarenta años que lleva el Juez Dredd patrullando las calles de Mega-Ciudad 1,
le hemos visto envejecer, cambiar algunos aspectos de su actitud (como su posición
con respecto a los mutantes), ganarse algunos aliados y, sobre todo, enemigos.
Hemos visto cómo la ciudad ha ido mermando, con su población original de 800
millones de habitantes pasando a la mitad durante la Guerra del Apocalipsis, y más
todavía durante los Días del Caos. A diferencia de los superhéroes, el mundo de
Dredd no es relanzando (como DC con El Nuevo 52 o Marvel con el Universo
Ultimates), sino que va todo de corrido (y, hasta ahora, ininterrumpido).
Los personajes
secundarios que ayudan a nuestro anti-héroe en sus peripecias son sobre todo
Jueces de Mega-Ciudad 1, como Giant, Hershey y Anderson, la cual tiene poderes psíquicos.
Sus enemigos, en cambio van desde punkis callejeros hasta alienígenas abductores,
pasando por dinosaurios clonados, agentes secretos de mega-ciudades enemigas,
comunidades de vecinos en guerra, mutantes de toda clase, ciborgs homicidas,
robots rebeldes, sociedades de mórbidamente obesos y Jueces enloquecidos y
dictatoriales. Pero hasta ahora, ningún enemigo ha demostrado ser peor y más
temible que el Juez Muerte y los Jueces Oscuros. Jueces procedentes de una dimensión
paralela, estos no-muertos sobrenaturales exterminaron toda vida en su mundo
porque, según lo veían ellos, solo los vivos cometen crímenes, de modo que toda
vida es un crimen y su sentencia es LA MUERTE. Muerte, Miedo, Mortis y Fuego, a
modo de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, son una amenaza constante y monstruosa
para Mega-Ciudad, pues desean repetir sus actos en esta dimensión.
No obstante, Dredd es también antagonista en sus
propias historias. Lo mismo que Spawn y Batman, algunas de sus mejores piezas
(como la novela gráfica América, que
ya mencionamos) no nos trae al Juez Dredd salvando la ciudad de la destrucción,
sino imponiendo la Ley y el miedo a los ciudadanos, tanto a los apáticos como a
los que desean el regreso de la Democracia.
La verdadera lección de las historias de Dredd es que el poder ilimitado
solo trae la dictadura y que la apatía con respecto a la Democracia solo puede
dar paso a la perdida de la libertad. Y tampoco nos olvidemos de la otra parte
importante de Dredd: ¡lo divertido que es verle liarse a tortas con criminales!
omo a
los que desean el regreso de la Democracia.
El Juez Dredd ha
tenido hasta la fecha dos películas: una de 1995, protagonizada por Silvester
Stallone, una de las peores películas rodadas esa década (donde, entre otras
cosas, el Juez Dredd se quitaba el casco a los quince minutos de empezar la película);
y otra de 2012, protagonizada por Karl Urban, una excelente película de acción futurista
y claustrofóbica y una verdadera fábrica de memes. Esta segunda, pese a lo
genial y violenta que es, y pese al seguimiento que tiene hoy, fue un fracaso en las
salas de cine. Proyectos para secuelas de esta última han quedado en suspensión
de manera indefinida, para desesperación de los fans. Creedme, pocas películas han
generado más exigencias de espectadores. La gente que pide una secuela a Dredd
se cuenta por millones (no exagero). Y mientras Hollywood está haciendo “Fast
and Furious 7”, Dredd, el mayor agente de la ley de la historia de la ficción,
esta esperando…
No hay comentarios:
Publicar un comentario