Ayer me vi “Blade” (1998), una película que desde hace algún tiempo me producía curiosidad. Un personaje de Marvel Comics, un ninja semi-vampiro caza-vampiros, la primera película de esa editorial con algo de calidad cinematográfica, es no obstante bastante malilla. Con elementos de trama bastante tontos, elementos de acción tirando para cutres y una interpretación mediocre, es una de esas películas de sábado por la tarde en la que quieres ver tíos dándose de tortas y cosas explotando. No es la clase de películas atrozmente malas que hacen que desees aporrear la pantalla con los puños, sino la clase que te entretiene y a veces te hace reír, por lo general a su costa.
“Blade” me
recuerda a “Underworld”, un film sobre vampiros y hombres lobo hoy en dia, pero
con una importante diferencia: los personajes en “Blade” tenían vida, ya fuesen
humanos o no-muertos, ya que los actores, pese a no ser buenos (en especial el
protagonista Wesley Snipes), demostraban un entusiasmo infinitamente mayor que
los intérpretes de “Underworld”. En esta última, todos ponían cara de palo y
voz de Loquendo.
SPOILER: El mejor
momento de “Blade” fue durante la batalla final contra el villano, un vampiro
llamado Deacon Frost que acababa de convertirse en el Dios de la Sangre. Blade
coge su espada y corta a su enemigo por la cintura, partiéndolo en dos. El héroe
se da la vuelta mientras el torso amputado del malo aun volaba, cuando un
torrente de sangre une ambas mitades de nuevo. Blade lo ve por el rabillo del
ojo, y mueve silenciosamente los labios, diciendo claramente: “What the fu…?”.
Tronchante.
A “Blade” le doy
un 5 sobre 10. Pese a ser mala y algo predecible, no comete los imperdonables
pecados de ser aburrida ni de tener un héroe odioso, como tantos otros filmes
de guerreros sobrenaturales. No te esfuerces mucho para ir a verla, pero puedes
pasar el rato con ella.
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