martes, 1 de octubre de 2019

5 ESCENAS DE ACCIÓN: PELEAS




Me gusta ver películas por el mismo motivo que frecuento bares de mala reputación: me encanta cuando estalla una pelea, con el chute de adrenalina, el sudor, la sangre y los dientes volando. Además, las bebidas salen baratas. El combate y la acción han formado parte del cine casi desde el principio, hasta el punto que es una parte fundamental del séptimo arte.

Y el componente básico, la manera más elemental en la que se manifiestan las escenas de acción es en las peleas, donde dos o más personas se dan de tortas la una a la otra, ya sea con puños y pies o con espadas y lanzas. Lo que importa es que, en la lucha cuerpo a cuerpo, los contendientes sean capaces de ver el blanco de los ojos de su oponente y de oler su sangre.

Mi amigo Miguel, de El Vertedero de las Ideas, y yo, nos hemos propuesto a hablar de cinco escenas de Acción de Peleas cuerpo a cuerpo, cada uno en su blog. Al final de éste artículo encontraréis un link a su blog. En el futuro hablaremos de otros tipos de escenas de acción, como tiroteos, persecuciones y batallas.

Dicho esto, sólo puedo decir… “3, 2, 1, FIGHT!”

ADVERTENCIA: Los links conducen a escenas llenas de violencia, sangre y gore. Si ello te va a afectar negativamente, te desaconsejo que hagas clic en los links.

#1: Indiana Jones VS Un mecánico nazi enorme (En Busca del Arca Perdida, Steven Spielberg, 1981)

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Una de las tradiciones más ilustres del cine de acción es la escena en la que el protagonista se ve trabado en una pelea con un oponente que le supera en tamaño, fuerza y ferocidad. A menudo, el enemigo n siquiera es un antagonista principal, sino un secundario sin nombre que resulta ser demasiado poderoso para el bueno. ¿Cómo va el héroe a vencer a semejante adversario? Básicamente con un giro de fortuna y un destello de astucia. Este escenario ha visto ejemplos como James Bond enfrentándose al súper esbirro Mr. Oddjob en Goldfinger, Hellboy combatiendo con Mr. Pym en Hellboy II: El Ejército Dorado o el Zorro contra un soldado de dos metros diez en La Máscara del Zorro.

Para mí, el mejor ejemplo incluye a Indiana Jones (Harrison Ford), en En Busca del Arca Perdida, huyendo de una excavación Nazi en el desierto, llevando consigo a su más-o-menos amante Marion Ravenwood (Karen Allen) a un aeropuerto donde escapar de las fuerzas del Tercer Reich. Al encontrar un avión, mete a Marion en la cabina, pero es interceptado por un musculoso mecánico (interpretado por el luchador Pat Roach). Hasta ahora nuestro intrépido héroe ha resuelto sus problemas con agallas, ingenio y no poca bravuconería, habiendo salido triunfante de la mayoría de obstáculos, incluyendo muchas, muchas serpientes. Ahora, Indy se las está viendo con un tío con puños como martillos que le está zarandeando como un saco de patatas. ¡Y encima Marion se ha puesto a disparar una ametralladora a diestro y siniestro, lo que va a causar una explosión en cualquier momento!


Esta pelea es sumamente entretenida, con momentos de humor (el primer golpe que le suelta el nazi es tronchante), tensión y alivio, excelente música de John Williams y con un final tan sangriento como satisfactorio (¡La gente se olvida de lo hardcore que puede llegar a ser Spielberg!). También resulta un agradable recordatorio de la falibilidad de éste héroe, y de cómo a veces sale al paso sólo por pura chiripa. 

https://www.youtube.com/watch?v=3oBWD4JNK_E

#2 Leónidas rompe filas (300, Zack Snyder, 2006)

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Que conste que no soy un esnob en lo que refiere a los efectos especiales: directores radicales y visionarios como Meliès, Lucas y Raimi han usado trucos de toda suerte para expandir los límites de este medio artístico que, de lo contrario, se habría limitado a ser teatro, pero grabado (a pesar de que la Academia de Cine parezca pensar lo contrario). Por lo tanto no voy a exigir que las escenas de acción sean intensamente realistas, en localizaciones auténticas, réplicas de armas reales y sangre falsa de verdad. Me encantan las peleas cargadas de animación y efectos digitales, como el rapapolvo entre Iron Man y Thor en Los Vengadores o los enfrentamientos entre robots y monstruos gigantes de Pacific Rim.  En mi corazón hay sitio para la abstracción y el absurdo. ¡De hecho, hay sitio de sobra para trescientos hombres musculosos en tanga de cuero haciendo picadillo a una horda infinita de carne de cañón!

Sí, toca hablar de Zack Snyder, el controvertido pero vital director de obras fascinantes como Sucker Punch, Watchmen, La leyenda de los Guardianes: Los búhos de Ga´hoole y, lamentablemente, las desastrosas primeras películas del Universo Compartido DC. Pero hoy vamos a hablar del filme que le elevó a la fama, la adaptación del cómic de Frank Miller 300, que cuenta la historia de la Batalla de las Termópilas (479 a.C.) como si fuera el fruto de mezclar el arte de Frank Frazetta con la demencia de la revista Métal Hurlant. Snyder, combinando actores reales con un ambiente digital muy estilizado, abandona cualquier pretensión al realismo, y se lo agradezco: una obra como esta necesita ser exagerada y excesiva, un chute de testosterona directo en las venas. Ni siquiera hace uso de la tensión habitual de una peli de acción (es decir, "¿Logrará nuestro héroe salir vivo de ésta?" ¡Por supuesto que lo hará! ¿Acaso no le has visto luchar?). 

Sobra decir que no es una película sutil ni profunda. Su protagonista es una máquina de matar y no mucho más. Pero, citando a mi amigo Miguel, Leónidas (Gerard Butler) es “un personaje unidimensional, pero cuya única dimensión mola que te cagas”. Podemos criticar esta película por su por su deshumanización de la gente de Oriente Medio, por su obsesión con un ideal masculino absurdo, por su uso de personajes simplistas o porque no es capaz de reconocer su homoeroticismo latente. Pero hoy sólo quiero dejaros la escena en la que Leónidas rompe filas, carga contra la horda Persa y corta a sus oponentes como…bueno…Leónidas cortando persas. Ningún símil le hace justicia.


(si tienes prisa, empieza a partir de 3:40)

#3 Kill Bill Volumen 1: La Novia vs los Locos 88 (Kill Bill Volumen 1, Quentin Tarantino, 2003)

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¡Hablando de directores visionarios y posiblemente locos! Quentin Tarantino es conocido por hacer películas violentas, pero no de acción: sus filmes suelen ser historias peculiarmente introspectivas, cargadas de diálogo eléctrico e ingenioso, en el que la violencia es sólo la culminación de un encuentro verbal poco amistoso. Pero siempre hay excepciones, y para él es Kill Bill: Volumen 1, una película de acción experimental vanguardista (igual que los dibujos animados, es extraño que el género de acción no sea muchísimo más propenso a la experimentación por parte de los llamados auteurs; se diría que son el vehículo perfecto para la expresión del genio visual de los directores).
En esta película, una asesina a sueldo (identificada como “la novia”, interpretada por Uma Thurman) despierta después de cuatro años de coma, dispuesta a matar con su katana a los que la dejaron en ese estado (habían intentado matarla, pero algo no salió bien). En este caso, pretende acabar con la vida de O-Ren Ishii (Lucy Liu), una antigua colega en el negocio del asesinato y actual cabecilla de los Yakuza. O-Ren, una espadachín extraordinaria, se encuentra en un restaurante en Tokio, protegida por sus guardaespaldas, una colegiala psicópata llamada Gogo Yubari, armada con una maza de cadena, y un ejército de espadachines con antifaces denominados los Locos 88 (al parecer no son tantos, pero cualquiera lo diría).

Esta espectacular secuencia (que ocupa básicamente la cuarta parte del filme en total) es fundamentalmente un nivel de videojuego en el que el jugador se enfrenta a un Jefe Final. Empieza con una breve sección de sigilo que concluye con la captura de la lacaya Sofie Fatale, seguida de  primeras oleadas de esbirros que envía la jefa. Entonces entra en escena la miniboss, Gogo Yubari, la cual deja a nuestra heroína herida (¡Oh, no , se ha quedado sin pociones!). Después viene un boss rush con la llegada de los 88 y su comandante, Johnny Mo, lo que resulta en tal carnicería que la película se ve en la necesidad de pasar a blanco y negro, o de lo contrario nos abrumaría la cantidad de rojo (¡Dime que no es ese el motivo!). Y, para concluir, el propio combate contra O-Ren Ishii tiene varias fases, separadas entre sí por diálogos apropiadamente melodramáticos, como cualquier buen Jefe Final, concluyendo en una muerte desagradable y a la vez satisfactoria.

Esta secuencia, en realidad compuesta de múltiples y prolongadas escenas de distintos combates en varias fases, es una obra maestra, una combinación de artes marciales, expresionismo, lógica de videojuego y gore como nunca antes y nunca después se ha visto. Poesía del desmembramiento. Nunca la venganza había sido tan excelente.

Nota: el link a esta escena sólo contiene parte de la batalla, ya que es muy, muy, muy larga.
https://www.youtube.com/watch?v=ecimuK20dSA


#4 Rama VS todos en el Pasillo (Redada Mortal, Gareth Evans, 2011)


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Probablemente hayas notado que mi selección contiene poco de artes marciales, un género especializado precisamente en la lucha cuerpo a cuerpo. Y es que tengo una confesión que hacer: he visto muy pocas películas de artes marciales y de Wuxia. Sé quién es Bruce Lee, pero no recuerdo haber visto ninguna de sus películas, al menos no entera.

Por suerte para mi credibilidad, una de mis películas de acción favoritas resulta ser Redada Mortal, un film de acción de Indonesia que combina tiroteos intensos con brutales duelos de Pencak Silat, el arte marcial local. Y “brutal” es, sin duda, el adjetivo correcto para describir esta peli. El honrado agente de policía Rama (Iko Uwais, un artista marcial con el carisma natural de una estrella de acción) forma parte de una redada a un edificio controlado por un cabecilla de la mafia, donde prácticamente todos sus inquilinos trabajan para él. No es difícil adivinar que la redada sale mal, los polis se ven rodeados y asesinados a diestro y siniestro y que Rama debe buscar la salida mientras acarrea consigo a un colega herido.

La pelea que muestro es posiblemente la más icónica. Es notable el lenguaje visual, el cual descarta el romanticismo de Indiana Jones o la estilización sobrehumana de Kill Bill y 300, optando más bien por una sensación de vulnerabilidad y realismo (lograda en parte por el uso de cámara sin trípode, pero sin sacudirla), a pesar de que las proezas marciales de Rama sean claramente fantásticas. Es simultáneamente molón y doloroso, un logro de acción como pocos.

https://www.youtube.com/watch?v=d1LMn5HdNJ4


#5 Neo VS Agente Smith en el Metro ("Mi nombre...¡es Neo!") (Matrix, Lilly & Lana Wachowski, 1999)

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Como no podía ser de otro modo, he de mencionar una de las películas más influyentes de todos los tiempos: Matrix, de las hermanas Wachowski. Una película que fue revolucionaria en la forma en que mezclaba acción de artes marciales y Gun-Fu con filosofía Budista, existencialismo, modas alternativas y especulación sobre el potencial de Internet. No creo que haya nada que yo pueda decir de esta película que docenas, no, centenares de personas hayan expresado y analizado ya.
Sólo puedo decir que el combate entre el héroe, Neo y su némesis, el Agente Smith, en el metro de Nueva York, es algo increíble.

Si no sabes de qué va la historia, abróchate. Thomas Anderson (Keanu Reeves; por supuesto que no le había olvidado) es un oficinista que adopta la identidad de hacker Neo. Es contactado por un hombre misterioso llamado Morfeo, que le revela que el mundo que percibimos es en realidad el producto de Matrix, una simulación virtual creada por ordenadores diseñada para asegurar el control de las máquinas inteligentes sobre el rebaño humano. La Resistencia, de la que Morfeo es miembro, busca liberar las mentes humanas para poder alzarse contra los tiranos mecánicos. También revela a Neo que él es el Elegido que destruirá a los opresores, pero Neo es escéptico al respecto. Cuando Morfeo es capturado por los Agentes, Inteligencias Artificiales que viven dentro de la realidad virtual de Matrix (lo que los hace, básicamente, invencibles), Neo y su colega Trinity montan una operación de rescate y liberan a su mentor mutuo. Pero entonces, durante la evacuación, Neo queda rezagado y se ve acorralado por Smith, uno de los Agentes, el cual le ha estado persiguiendo y humillando durante buena parte de la trama.

Es bastante que digerir, pero la película tiene ya veinte años.


La pelea es icónica por su (entonces) innovadora forma de combinar artes marciales con armas de fuego, su modo de doblar la realidad según la percepción de los contendientes y, sobre todo, por el poderío dramático del diálogo y el lenguaje visual. Smith no deja de referirse a nuestro héroe como “Señor Anderson”, asegurándose de dejarle claro que él no es más que rebaño. Le tiene agarrado, listo para ser destruido por el metro a punto de llegar. Entonces Neo le declara, indómito: “Mi nombre… ¡es Neo!”. Una de las mejores aseveraciones de individualidad jamás realizadas, especialmente como parte de una pelea extraordinaria. Fluida, elegante, enérgica y electrizante al mismo tiempo, esta pelea es un clásico hecho y derecho. 



Aquí os paso el link al artículo paralelo de Miguel en El Vertedero de las Ideas.
https://elvertederodeideas.wordpress.com/2019/10/01/top-5-peleas-cuerpo-a-cuerpo/?fbclid=IwAR0MRUXNTvdXSNmHGxsVf_bq48_3BYSZ1G4IQC56unincBLlPGokaUsCi6U

Gracias por leer. ¿Estás de acuerdo, o en desacuerdo? Comenta y comparte, y estáte atent@ a artículos futuros. ¡Hasta la vista!

La semana que viene, hablaremos de grandes momentos de revelación. ¡Hasta pronto!

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