Me gusta ver
películas por el mismo motivo que frecuento bares de mala reputación: me
encanta cuando estalla una pelea, con el chute de adrenalina, el sudor, la
sangre y los dientes volando. Además, las bebidas salen baratas. El combate y
la acción han formado parte del cine casi desde el principio, hasta el punto
que es una parte fundamental del séptimo arte.
Y el componente básico,
la manera más elemental en la que se manifiestan las escenas de acción es en
las peleas, donde dos o más personas se dan de tortas la una a la otra, ya sea
con puños y pies o con espadas y lanzas. Lo que importa es que, en la lucha
cuerpo a cuerpo, los contendientes sean capaces de ver el blanco de los ojos de
su oponente y de oler su sangre.
Mi amigo Miguel,
de El Vertedero de las Ideas, y yo, nos hemos propuesto a hablar de cinco
escenas de Acción de Peleas cuerpo a cuerpo, cada uno en su blog. Al final de
éste artículo encontraréis un link a su blog. En el futuro hablaremos de otros
tipos de escenas de acción, como tiroteos, persecuciones y batallas.
Dicho esto, sólo
puedo decir… “3, 2, 1, FIGHT!”
ADVERTENCIA: Los links conducen a escenas llenas de violencia, sangre y gore. Si ello te va a afectar negativamente, te desaconsejo que hagas clic en los links.
#1: Indiana Jones VS Un mecánico nazi enorme (En Busca del Arca Perdida, Steven Spielberg, 1981)
ADVERTENCIA: Los links conducen a escenas llenas de violencia, sangre y gore. Si ello te va a afectar negativamente, te desaconsejo que hagas clic en los links.
#1: Indiana Jones VS Un mecánico nazi enorme (En Busca del Arca Perdida, Steven Spielberg, 1981)
Una de las
tradiciones más ilustres del cine de acción es la escena en la que el
protagonista se ve trabado en una pelea con un oponente que le supera en
tamaño, fuerza y ferocidad. A menudo, el enemigo n siquiera es un antagonista
principal, sino un secundario sin nombre que resulta ser demasiado poderoso
para el bueno. ¿Cómo va el héroe a vencer a semejante adversario? Básicamente
con un giro de fortuna y un destello de astucia. Este escenario ha visto
ejemplos como James Bond enfrentándose al súper esbirro Mr. Oddjob en Goldfinger, Hellboy combatiendo con Mr.
Pym en Hellboy II: El Ejército Dorado
o el Zorro contra un soldado de dos metros diez en La Máscara del Zorro.
Para mí, el mejor
ejemplo incluye a Indiana Jones (Harrison Ford), en En Busca del Arca Perdida, huyendo de una excavación Nazi en el
desierto, llevando consigo a su más-o-menos amante Marion Ravenwood (Karen
Allen) a un aeropuerto donde escapar de las fuerzas del Tercer Reich. Al
encontrar un avión, mete a Marion en la cabina, pero es interceptado por un musculoso
mecánico (interpretado por el luchador Pat Roach). Hasta ahora nuestro
intrépido héroe ha resuelto sus problemas con agallas, ingenio y no poca
bravuconería, habiendo salido triunfante de la mayoría de obstáculos,
incluyendo muchas, muchas serpientes. Ahora, Indy se las está viendo con un tío
con puños como martillos que le está zarandeando como un saco de patatas. ¡Y
encima Marion se ha puesto a disparar una ametralladora a diestro y siniestro,
lo que va a causar una explosión en cualquier momento!
Esta pelea es sumamente
entretenida, con momentos de humor (el primer golpe que le suelta el nazi es tronchante), tensión y
alivio, excelente música de John Williams y con un final tan sangriento como
satisfactorio (¡La gente se olvida de lo hardcore
que puede llegar a ser Spielberg!). También resulta un agradable recordatorio
de la falibilidad de éste héroe, y de cómo a veces sale al paso sólo por pura
chiripa.
https://www.youtube.com/watch?v=3oBWD4JNK_E
#2 Leónidas rompe filas (300, Zack Snyder, 2006)
Que conste que no
soy un esnob en lo que refiere a los efectos especiales: directores radicales y
visionarios como Meliès, Lucas y Raimi han usado trucos de toda suerte para
expandir los límites de este medio artístico que, de lo contrario, se habría
limitado a ser teatro, pero grabado (a pesar de que la Academia de Cine parezca
pensar lo contrario). Por lo tanto no voy a exigir que las escenas de acción
sean intensamente realistas, en localizaciones auténticas, réplicas de armas
reales y sangre falsa de verdad. Me encantan las peleas cargadas de animación y
efectos digitales, como el rapapolvo entre Iron Man y Thor en Los Vengadores o los enfrentamientos
entre robots y monstruos gigantes de Pacific
Rim. En mi corazón hay sitio para la
abstracción y el absurdo. ¡De hecho, hay sitio de sobra para trescientos
hombres musculosos en tanga de cuero haciendo picadillo a una horda infinita de
carne de cañón!
Sí, toca hablar
de Zack Snyder, el controvertido pero vital director de obras fascinantes como Sucker Punch, Watchmen, La leyenda de los Guardianes: Los búhos de Ga´hoole y, lamentablemente, las desastrosas primeras películas del Universo
Compartido DC. Pero hoy vamos a hablar del filme que le elevó a la fama, la
adaptación del cómic de Frank Miller 300,
que cuenta la historia de la Batalla de las Termópilas (479 a.C.) como si fuera
el fruto de mezclar el arte de Frank Frazetta con la demencia de la revista Métal Hurlant. Snyder, combinando
actores reales con un ambiente digital muy estilizado, abandona cualquier
pretensión al realismo, y se lo agradezco: una obra como esta necesita ser
exagerada y excesiva, un chute de testosterona directo en las venas. Ni siquiera hace uso de la tensión habitual de una peli de acción (es decir, "¿Logrará nuestro héroe salir vivo de ésta?" ¡Por supuesto que lo hará! ¿Acaso no le has visto luchar?).
Sobra
decir que no es una película sutil ni profunda. Su protagonista es una máquina
de matar y no mucho más. Pero, citando a mi amigo Miguel, Leónidas (Gerard
Butler) es “un personaje unidimensional, pero cuya única dimensión mola que te
cagas”. Podemos criticar esta película por su por su deshumanización de la
gente de Oriente Medio, por su obsesión con un ideal masculino absurdo, por su
uso de personajes simplistas o porque no es capaz de reconocer su
homoeroticismo latente. Pero hoy sólo quiero dejaros la escena en la que
Leónidas rompe filas, carga contra la horda Persa y corta a sus oponentes como…bueno…Leónidas
cortando persas. Ningún símil le hace justicia.
(si tienes prisa, empieza a partir de 3:40)
#3 Kill Bill Volumen 1: La Novia vs los Locos 88 (Kill Bill Volumen 1, Quentin Tarantino, 2003)
¡Hablando de
directores visionarios y posiblemente locos! Quentin Tarantino es conocido por
hacer películas violentas, pero no de acción: sus filmes suelen ser historias
peculiarmente introspectivas, cargadas de diálogo eléctrico e ingenioso, en el
que la violencia es sólo la culminación de un encuentro verbal poco amistoso. Pero
siempre hay excepciones, y para él es Kill
Bill: Volumen 1, una película de acción experimental vanguardista (igual
que los dibujos animados, es extraño que el género de acción no sea muchísimo
más propenso a la experimentación por parte de los llamados auteurs; se diría que son el vehículo
perfecto para la expresión del genio visual de los directores).
En esta película,
una asesina a sueldo (identificada como “la novia”, interpretada por Uma
Thurman) despierta después de cuatro años de coma, dispuesta a matar con su katana a los que
la dejaron en ese estado (habían intentado matarla, pero algo no salió bien).
En este caso, pretende acabar con la vida de O-Ren Ishii (Lucy Liu), una
antigua colega en el negocio del asesinato y actual cabecilla de los Yakuza. O-Ren,
una espadachín extraordinaria, se encuentra en un restaurante en Tokio,
protegida por sus guardaespaldas, una colegiala psicópata llamada Gogo Yubari,
armada con una maza de cadena, y un ejército de espadachines con antifaces
denominados los Locos 88 (al parecer no son tantos, pero cualquiera lo diría).
Esta espectacular
secuencia (que ocupa básicamente la cuarta parte del filme en total) es fundamentalmente
un nivel de videojuego en el que el jugador se enfrenta a un Jefe Final. Empieza
con una breve sección de sigilo que concluye con la captura de la lacaya Sofie
Fatale, seguida de primeras oleadas de
esbirros que envía la jefa. Entonces entra en escena la miniboss, Gogo Yubari,
la cual deja a nuestra heroína herida (¡Oh, no , se ha quedado sin pociones!).
Después viene un boss rush con la llegada de los 88 y su comandante, Johnny Mo,
lo que resulta en tal carnicería que la película se ve en la necesidad de pasar
a blanco y negro, o de lo contrario nos abrumaría la cantidad de rojo (¡Dime
que no es ese el motivo!). Y, para concluir, el propio combate contra O-Ren
Ishii tiene varias fases, separadas entre sí por diálogos apropiadamente
melodramáticos, como cualquier buen Jefe Final, concluyendo en una muerte desagradable y a la vez satisfactoria.
Esta secuencia,
en realidad compuesta de múltiples y prolongadas escenas de distintos combates
en varias fases, es una obra maestra, una combinación de artes marciales,
expresionismo, lógica de videojuego y gore como nunca antes y nunca después se
ha visto. Poesía del desmembramiento. Nunca la venganza había sido tan
excelente.
Nota: el link a esta escena sólo contiene parte de la batalla, ya que es muy, muy, muy larga.
https://www.youtube.com/watch?v=ecimuK20dSA
#4 Rama VS todos en el Pasillo (Redada Mortal, Gareth Evans, 2011)
Probablemente
hayas notado que mi selección contiene poco de artes marciales, un género
especializado precisamente en la lucha cuerpo a cuerpo. Y es que tengo una
confesión que hacer: he visto muy pocas películas de artes marciales y de Wuxia.
Sé quién es Bruce Lee, pero no recuerdo haber visto ninguna de sus películas,
al menos no entera.
Por suerte para
mi credibilidad, una de mis películas de acción favoritas resulta ser Redada Mortal, un film de acción de
Indonesia que combina tiroteos intensos con brutales duelos de Pencak Silat,
el arte marcial local. Y “brutal” es, sin duda, el adjetivo correcto para
describir esta peli. El honrado agente de policía Rama (Iko Uwais, un artista marcial con el carisma natural de una estrella de acción) forma parte
de una redada a un edificio controlado por un cabecilla de la mafia, donde prácticamente todos sus inquilinos trabajan para él. No es difícil adivinar que
la redada sale mal, los polis se ven rodeados y asesinados a diestro y
siniestro y que Rama debe buscar la salida mientras acarrea consigo a un colega
herido.
La pelea que
muestro es posiblemente la más icónica. Es notable el lenguaje visual, el cual
descarta el romanticismo de Indiana Jones
o la estilización sobrehumana de Kill
Bill y 300, optando más bien por
una sensación de vulnerabilidad y realismo (lograda en parte por el uso de
cámara sin trípode, pero sin sacudirla), a pesar de que las proezas marciales de
Rama sean claramente fantásticas. Es simultáneamente molón y doloroso, un logro
de acción como pocos.
https://www.youtube.com/watch?v=d1LMn5HdNJ4
#5 Neo VS Agente Smith en el Metro ("Mi nombre...¡es Neo!") (Matrix, Lilly & Lana Wachowski, 1999)
Como no podía ser
de otro modo, he de mencionar una de las películas más influyentes de todos los tiempos: Matrix,
de las hermanas Wachowski. Una película que fue revolucionaria en la forma en
que mezclaba acción de artes marciales y Gun-Fu con filosofía Budista,
existencialismo, modas alternativas y especulación sobre el potencial de
Internet. No creo que haya nada que yo pueda decir de esta película que
docenas, no, centenares de personas hayan expresado y analizado ya.
Sólo puedo decir
que el combate entre el héroe, Neo y su némesis, el Agente Smith, en el metro
de Nueva York, es algo increíble.
Si no sabes de
qué va la historia, abróchate. Thomas Anderson (Keanu Reeves; por supuesto que no le había
olvidado) es un oficinista que adopta la identidad de hacker Neo. Es contactado
por un hombre misterioso llamado Morfeo, que le revela que el mundo que
percibimos es en realidad el producto de Matrix, una simulación virtual creada
por ordenadores diseñada para asegurar el control de las máquinas inteligentes
sobre el rebaño humano. La Resistencia, de la que Morfeo es miembro, busca
liberar las mentes humanas para poder alzarse contra los tiranos mecánicos.
También revela a Neo que él es el Elegido que destruirá a los opresores, pero
Neo es escéptico al respecto. Cuando Morfeo es capturado por los Agentes,
Inteligencias Artificiales que viven dentro de la realidad virtual de Matrix
(lo que los hace, básicamente, invencibles), Neo y su colega Trinity montan una
operación de rescate y liberan a su mentor mutuo. Pero entonces, durante la
evacuación, Neo queda rezagado y se ve acorralado por Smith, uno de los
Agentes, el cual le ha estado persiguiendo y humillando durante buena parte de la trama.
Es bastante que
digerir, pero la película tiene ya veinte años.
La pelea es
icónica por su (entonces) innovadora forma de combinar artes marciales con
armas de fuego, su modo de doblar la realidad según la percepción de los
contendientes y, sobre todo, por el poderío dramático del diálogo y el lenguaje
visual. Smith no deja de referirse a nuestro héroe como “Señor Anderson”,
asegurándose de dejarle claro que él no es más que rebaño. Le tiene agarrado,
listo para ser destruido por el metro a punto de llegar. Entonces Neo le
declara, indómito: “Mi nombre… ¡es Neo!”. Una de las mejores aseveraciones de
individualidad jamás realizadas, especialmente como parte de una pelea
extraordinaria. Fluida, elegante, enérgica y electrizante al mismo tiempo, esta pelea es un clásico hecho y derecho.
Aquí os paso el link al artículo paralelo de Miguel en El Vertedero de las Ideas.
https://elvertederodeideas.wordpress.com/2019/10/01/top-5-peleas-cuerpo-a-cuerpo/?fbclid=IwAR0MRUXNTvdXSNmHGxsVf_bq48_3BYSZ1G4IQC56unincBLlPGokaUsCi6U
Gracias por leer. ¿Estás de acuerdo, o en desacuerdo? Comenta y comparte, y estáte atent@ a artículos futuros. ¡Hasta la vista!
https://elvertederodeideas.wordpress.com/2019/10/01/top-5-peleas-cuerpo-a-cuerpo/?fbclid=IwAR0MRUXNTvdXSNmHGxsVf_bq48_3BYSZ1G4IQC56unincBLlPGokaUsCi6U
Gracias por leer. ¿Estás de acuerdo, o en desacuerdo? Comenta y comparte, y estáte atent@ a artículos futuros. ¡Hasta la vista!
La semana que viene, hablaremos de grandes momentos de revelación. ¡Hasta pronto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario