sábado, 26 de marzo de 2016

Critica de cine: Batman v Superman: Amanecer de la Justicia (sin spoilers)

CRITICA DE BATMAN V SUPERMAN: AMANECER DE JUSTICIA

La película Batman V Superman: Amanecer de la Justicia (Zack Snyder, 2016), se estrenó en España el día 23 de marzo. Por lo tanto, mi critica no presentará spoilers, ya que algún/a lector/a puede no haber visto la película todavía. No obstante, si quieres llegar al cine puro e inmaculado, no leas esta crítica ni ninguna otra, ya que toda opinión puede afectar tu experiencia. Si no quieres ver nada de nada de nada de lo que voy a decir, no mires por debajo de este poster.

 







Dirigida por Zack Snyder, BvS (el titulo abreviado para esta película, si os parece bien) es una secuela a El Hombre de Acero (2013), dirigida por el mismo hombre, la cual hizo de reinicio para la historia de Superman. La premisa es que, tras la aparición en público de Superman durante la desastrosa Batalla de Metropolis, el mundo está dividido en su opinión con respecto al Hombre de Acero. Algunos lo ven como un héroe, un salvador que pretende hacer el bien con sus poderes. Otros, como Batman y Lex Luthor, ven a Superman como una amenaza, un invasor alienígena que rechaza el control humano, por lo cual debe ser destruido. Pero, ¿cómo matas a un hombre con el poder de un dios?

Además de continuar donde HdA (abreviación para Hombre de Acero) lo dejó, y además de tratar de hacer frente a algunos de los fallos de ésta, BvS tiene como propósito propulsar el Universo Expandido DC, con películas para superhéroes como Wonder Woman, Flash, Aquaman, un nuevo intento para Linterna Verde y, sobre todo, la Liga de la Justicia, la asociación de todos estos héroes para combatir contra males inmensos. Y, por si fuera poco, BvS nos introduce un nuevo Batman, tan solo cuatro años después de que terminara la trilogía del Caballero Oscuro de Christopher Nolan. Con un tiempo de 2 horas y 30 minutos, más otros 30 minutos eliminados de una versión extendida dispuesta en el futuro, BvS tenía muchas cosas que hacer al mismo tiempo. ¿Lo consiguió?

Más o menos.

Dejadme empezar diciendo que, aunque me gustó y resultó entretenida, salí pensando que no es ni de lejos el peliculón que debería haber sido, teniendo en cuenta que tiene a Batman Superman y Wonder Woman. En lugar de ser un “chupaos esa, Vengadores”, ha salido un “¡lo estamos intentando!”. Hay unas cuantas cosas que no funcionan bien en esta película, lo cual es una pena, porque hay otros elementos que son sencillamente magníficos. Vamos a ver qué es lo que BvS hace de maravilla, y en qué trastabilla, sin entrar en territorio de spoilers por revelar elementos de trama que no estuvieran en los tráileres. 


LO BUENO

¿Qué es lo que hace bien la película? Para empezar, en términos estéticos, los diseños de los personajes son fabulosos. Los trajes de los héroes, los vehículos de Batman, el malo final…geniales. La acción es, asimismo, ágil y trepidante. También destaca la actuación de los intérpretes. Asimismo, hubo varias sorpresas a lo largo de la película. Uno o dos vuelcos de trama me resultaron sorprendentes, aun a pesar de la cantidad de sucesos que revelaron los tráileres.

También se tomaron medidas para comentar el final de HdA. El hecho de mostrar la devastación de Metrópolis como un desastre con consecuencias es interesante, y se ha mostrado durante bastante más tiempo al Clark Kent, tímido reportero, que tenía ganas de conocer. Además, toda la temática de inspiración de HdA empieza a tener significado real, ya que Superman realiza actos y toma decisiones auténticamente heroicas. Henry Cavill es un Superman competente, aunque su musculatura excesiva parece reducir su movilidad, y la severidad de la película reduce el abanico de emociones que se le permite transmitir.

Batman fue otra sorpresa agradable de la película. Además de contar con un Alfred de primera en Jeremy Irons, Ben Affleck trae a la mesa un Batman feroz y aguerrido que, para mi asombro, no es un borde sabihondo y detestable como resulta popular representarlo desde que Frank Miller le puso las manos encima, sino un Caballero Oscuro algo más clásico en su carácter (si bien muchísimo más brutal y despiadado a la hora de combatir). Sin duda un punto a su favor, uno que no esperaba concederle.

Wonder Woman es el nuevo e inmenso añadido al panteón de superhéroes de la gran pantalla. No sé dónde ha estado en el último siglo, pero ya ha tardado en hacer acto de presencia. Mis sentimientos con respecto a su aparición son, en este momento, un poco ambivalentes. Por un lado, tenía unas ganas de muerte de verla a ella pelear contra un monstruo gigante, usando los objetos  y las habilidades que la hacen tan famosa, y en ese aspecto me doy por contento. Por otra parte, su introducción como cameo extendido es bastante aparatosa, y ojalá, ojalá la hubiéramos visto, por primera vez, en una película unilateralmente mejor. Espero que Gal Gadot tenga oportunidad de lucirse en su película en solitario.


LO MALO

No sé lo que le pasa al guionista David S. Goyer, pero desde que hizo de Batman Begins su obra maestra, sus escritos parecen cada vez peores. El guion de BvS es realmente, y quiero decir realmente flojo. Los planes de Lex Luthor, el villano principal de la obra, son enrevesados. ¡Guionistas! ¡Que tenga planes complejos quiere decir que tienen muchos factores, no que sean difíciles de seguir con una coherencia lógica! Luego están las coincidencias absurdas y los agujeros en el guion, tan grandes que podrías meter la cabeza. No son solo los planes del villano principal, Lex Luthor, que no parecen tener mucho sentido, sino cosas como:
¿Y qué importa que los personajes tal y cual tengan este aspecto ínfimo en común?
¿Y por qué hacerle X al personaje Y hace que se convierta en Z?
¿Y por qué N se libra de M si luego tiene que volver a por ello?
Decir esto sin hacer spoilers severos me está resultando demasiado difícil, así que mejor me paro.

En general, parece que la película no sabía de qué quería tratar. ¿Trata sobre si Superman es un salvador o una amenaza? ¿Trata sobre Batman tratando de vengarse del Hombre de Acero? ¿Es sobre el inicio de la Liga de la Justicia? Son esas tres cosas al mismo tiempo, y no lo consigue. Cada una de las tres partes, por separado, hubiese sido estupenda. Todas juntas, no se sostienen. Los Vengadores: La Era de Ultron sufrió mucho a causa de un poco de esto, pero BvS tiene demasiado entre manos.

Aunque Gal Gadot y Ben Affleck han hecho un trabajo excelente, no puedo decir lo mismo de Jesse Eisenberg como el villano Lex Luthor (¿Por qué las películas de Superman solo tienen a Lex Luthor o al General Zod? ¿Dónde están Brainiac y Metalo?). De verdad, esta versión de Lex no va a ser la favorita de muchos, ya que está constantemente rozando la histeria, y en ocasiones produciéndola en los espectadores.


Además, tengo que decirle algo, señor Snyder. Antes, las escenas de acción de sus películas resultaban exquisitamente claras. La Batalla de las Termopilas (300), el rescate penitenciario (Watchmen), cualquiera de los escenarios de combate de Sucker Punch y las Batallas de Smallville y Metrópolis de HdA. Daba gusto mirarlas, sin excepción. Con una profusión del uso alternado de cámara rápida y lenta, con una iluminación alterada y con buena composición y movimientos suaves, resultaba placentero ver a hombres musculosos triturando formaciones enemigas o chicas vestidas de colegialas combatiendo contra monstruos. Pero en BvS… dos de las escenas de acción resultaban confusas y cargantes: una persecución nocturna a bordo del Batmóvil y la lucha contra el monstruo anunciado en los tráileres. En el primer caso, se trata de un vehículo negro persiguiendo otros vehículos negros en mitad de la noche. Creo que puedes ver dónde está el problema. En el segundo caso, la lucha contra la Bestia del Juicio Final tiene tal profusión de descargas de energía que, en ocasiones, resultaba imposible distinguir lo que sucedía, al menos no sin dañar la vista.  Otras escenas de acción son más claras y están mejor dirigidas, pero las dos que he mencionado podrían ser las más importantes.  


LO FEO

Se llama Doomsday (Juicio Final). Si alguna vez has leído un comic de Superman, posiblemente sepas de qué rollo va esta cosa y qué importancia tiene en la historia del comic. Si no lo sabes, te dejo con el misterio. No obstante, quiero agregar que combinan los poderes de este bicho con los de otro villano clásico de Superman (no te diré cual), pero sin motivo aparente. Solo lo he mencionado para poder completar el chiste malo de los títulos.

CONCLUSIONES


Quiero hacer una pequeña reflexión al respecto de un detalle que puede parecer insignificante. En una escena concreta, Clark Kent está trabajando en su identidad de tímido reportero del Daily Planet cuando oye que alguien en peligro necesita a Superman. Así que la cámara enfoca a Clark mientras se lleva las manos a la corbata y se dispone a cambiar, mostrando la S de su pecho, cuando de repente…pasamos a otra escena.  Una pequeña decepción. Una decepción mínima, a decir verdad, pero una que indica uno de los mayores problemas que tienen HdA y BvS. Ambas películas rechazan esta imagen, como si se avergonzaran de ella, como si fuese “cursi”. Puede que lo sea (aunque lo dudo), pero este sencillo movimiento, el de Clark desabotonándose para revelar la S de su pecho, está cargada de simbolismo: al desabotonarse, Clark está abriéndole su corazón a los lectores y espectadores, mostrando que, debajo de un tímido reportero, un ratón de campo en la gran ciudad, un ciudadano corriente, hay un superhombre, un dios. Viendo estas películas, pierdo parte de la sensación de que hay un hombre normal en Superman. Esto es algo en lo cual las películas de Marvel parecen triunfar sin esfuerzo: desde el Capitán América hasta Iron Man, son capaces de mostrar su humanidad, a pesar de sus poderes, relacionando a la perfección su vida como personas y su vida como héroes, mostrando un abanico de emociones amplio, más allá de la furia y la decepción (como lo tienen las personas).

Aunque en BvS Superman ha tenido más oportunidades de lucirse como Clark Kent que en HdA, su ultra-severidad hace que más que Superman, parezca tratarse de uno de sus imitadores. En serio, echadle un vistazo a los distintos imitadores de Superman. Desde Hiperión hasta Superior, desde el Gladiador hasta la Maravilla Azul, solo hay dos superhéroes como Superman que, con capa y todo, son realmente geniales: el Capitán Marvel (Shazam), el cual es un niño capaz de convertirse en un superhombre adulto, ¡y el propio Superman! Ahí radica el mayor fallo de HdA: se trata, sobre todo, de SUPERman, no como SuperMAN.  


Aunque BvS me ha decepcionado ya que, con el material que tienen (en serio, tíos, ¡Batman, Superman y Wonder Woman!), solo ha salido una película mediocre, no puedo sentirme enfadado con ella. A pesar de la calidad cuestionable de la misma, el éxito comercial de este filme es lo único que garantiza que vayan a hacer una de la Liga de la Justicia, con Flash, Wonder Woman y Aquaman luchando contra villanos como Darkseid, Despero o Vandal Savage. Y si el fracaso comercial es lo que impide que le hagan una secuela a Dredd, ¡por mis huesos, espero que BvS tenga éxito! 

miércoles, 23 de marzo de 2016

Crítica de cine: Mi vecino Totoro, Akira y La princesa Mononoke

Antes de empezar, debo hacer una confesión. Siempre he sentido, y aún siento, prejuicio hacia los comics y la animación japonesa, al menos en lo que suelo percibir que es el “manga” y el “anime”. Hay algo en todos esos personajes y situaciones extrañas que no cuaja para nada con mis sensibilidades. Aunque de pequeñito me gustaba ver la serie de Digimon, y otra serie cuyo nombre no recuerdo (la cual me traumatizó con la muerte violenta de una protagonista), en mi adolescencia y adultez temprana mi reacción ante esa peculiar estética nunca ha sido favorable. No sé si son los personajes diseñados en exceso, el lenguaje no verbal que encuentro exagerado y cargante, la peculiar representación de la sexualidad y de la violencia o sencillamente las idiosincrasias culturales japonesas, pero no hago muy buenas migas con esta corriente estética y narrativa (con la honorable excepción de Sin Chan).

No. Decididamente, no.

Pese a todo esto, últimamente he empezado a hacer algunos esfuerzos por reconciliarme con Japón (vale, eso ha sonado raro). Tras haber leído algunos tebeos de Bola de Dragón, mi hermano yo nos pusimos a ver algunas películas animadas japonesas. Para mi agrado, esos filmes no correspondían para nada con la imagen mental que suelo tener del anime, probablemente debido a su sensibilidad algo más adulta y severa. Con historias que me resultaban a la vez exóticas y familiares y una estética claramente emparentada con el anime, pero contenida y placentera, estas películas me han impresionado sobremanera. Es bastante probable que hayas oído hablar de estas animaciones: Mi vecino Totoro, Akira y La princesa Mononoke. Las tres son considerados clásicos de la animación tanto en Japón como en Occidente, lo que hace que me avergüence de mis prejuicios hasta ahora. Permitidme que os comente un poco sobre las tres, en el orden en que las vi. Tres críticas por el precio de una.


MI VECINO TOTORO


 


Mi vecino Totoro es la única de las tres destinada a todos los públicos. Dirigida por Hazao Miyazaki en 1988, Totoro cuenta la historia de dos niñas, la mayor, Satsuki, y la pequeña Mei cuando, en 1958, se mudan al campo, lejos de la ciudad. Bajo el cuidado de su padre, y con su madre en el hospital a causa de la tuberculosis, Satsuki y Mei se van adaptando a la vida en el campo, pero entonces se encuentran con el fantástico ser que habita la región: Totoro, el Rey del Bosque, un adorable espíritu con el aspecto de un conejo-gato-cosa enorme y atontado.


La trama de esta película resulta casi irrelevante. Aunque tiene drama, sobre todo cuando las niñas reciben noticias del empeoramiento del estado de su madre, son otros los elementos que cobran autentica fuerza. Las imágenes pastorales del campo resultan increíblemente atrayentes, junto con una visión nostálgica y carente de ironías del costumbrismo del lugar. Añadamos a eso la presencia maravillosa de los espíritus del bosque (que solo los niños pueden ver), y tenemos un cóctel de realismo mágico exquisito, con la añoranza por los años de infancia como oliva aderezando la bebida. Vale eso también ha sonado raro. ¡Siguiente película!

La escena más famosa de la película, en la parada del autobús. ¡No tiene desperdicio!



AKIRA



 


Akira, basada en un manga del mismo título, fue dirigida en 1988 por Katsuhiro Otomo, quien también creó el comic. Después de la 3ª Guerra Mundial, en la metrópolis futurista del 2019 llamada Neo-Tokio, la sociedad parece estar decayendo a trompicones. Kaneda, líder de la banda de moteros adolescentes “los Cápsulas”, se mete en una pelea con la banda de “los Payasos” cuando su amigo Testuo, el benjamín de la banda, tiene un encontronazo con un telépata. Cuando el gobierno secuestra a Tetsuo para realizar experimentos sobre él, Kaneda se une a Key, una joven miembro de la Resistencia, para rescatar a Tetsuo. Lo que no saben es sobre el Proyecto Akira, en el cual el gobierno experimenta sobre sujetos con poderes mentales latentes. Cuando Tetsuo se libera, inicia una carnicería con sus poderes recién despertados para vengarse de los telépatas que lo torturaron y de sus antiguos amigos, que eran condescendientes con él, y encontrar a ese tal Akira, supuestamente el mayor de todos los telépatas.

La escena inicial de la película, una trepidante persecución en las calles de Neo-Tokio.

No voy a revelar lo que sucede a continuación, pero es material de primera. La historia es compleja e interesante y la ambientación de Neo-Tokio es fantástica. Además, la presentación de la violencia desmedida de esta película en formato de animación produce un efecto espectacular, sin resultar en ningún momento ridícula.

No obstante, sí que debo decir que tiene algunos defectos. Kaneda, el héroe principal, es un adolescente arrogante y testarudo. Lo siento, nunca me han entusiasmado los protagonistas así. Es por eso que Harry Potter me cae cada vez peor, y desearía que las novelas se llamasen Hermione Granger. Además, algunos elementos de la trama me resultaron predecibles (aunque eso puede deberse a los precedentes que apuesto que estableció esta película). Asimismo, a la altura del tercer acto sucede algo que, al parecer, sucede muy a menudo en el anime. Van sucediendo muchas cosas, gente muere, lugares son destruidos, etcétera, pero el dialogo parece limitarse a cada personaje gritando el nombre de a) la persona a la que quiere matar b) la persona a la que quiere rescatar o c) la persona a la que está suplicando que le rescate. ¡Tetsuoooo! ¡Keeeey!  ¡Akiiiiraaaa!  ¡Kaneeeeeeeedaaaaaaa! Las espectaculares escenas del clímax se veían, de este modo, mermadas por un dialogo más bien mejorable.  

¡Tetsuooooooo! ¡Cállateeeeeee!

Además, aunque esto no es malo de por sí, no pude evitar establecer comparaciones con la novela Neuromante, pero no por los motivos que creerías (es decir, no por la ambientación cyberpunk). Asimismo, puedo ver cómo Akira supone un precedente visual a películas como Crónica (Josh Trank, 2012) e incluso Watchmen (Zack Snyder, 2009). En serio, pese a adherirse tanto al comic americano original, hay algunos elementos visuales muy desagradables y viscosos que parecen haber sido prestados de Akira.
Si estas dispuesto a ver una película de acción trepidante y temas filosóficos, pero no estás con ganas de verte Matrix otra rematada vez y no te importa ver cantidades obscenas de sangre, Akira es la película para ti.

¿Crees saber cuán desagradables pueden ponerse los poderes mentales? ¡No has visto nada, colega!







LA PRINCESA MONONOKE





La princesa Mononoke es una película de fantasía dirigida por Hayao Miyazaki (el mismo que hizo Totoro) en 1997. Ambientada en una versión fantástica del Japón medieval (en el llamado período Muramachi), cuenta la historia del joven príncipe Ashitaka, quien se enfrenta a un gigantesco dios-jabalí que se había transformado en un monstruo colérico y demente. Mata a la criatura, pero a causa de ello es infectado por una maldición que lo va corroyendo, y que lo acabará matando. A lomos de su montura, el hermoso y fiel antílope rojo Yakul, Ashitaka parte lejos de su pueblo, al Oeste, para averiguar qué es lo que hizo enloquecer de tal modo al dios, pero sabe que morirá, ya que la maldición no tiene cura.

El Príncipe Ashitaka.

Llegará a la Ciudad del Hierro, donde la Señora Eboshi ha reunido a los desechos de la sociedad (prostitutas, leprosos, etc.) y los ha convertido en miembros de una floreciente ciudad industrial, otorgándoles lo más avanzado en armamento, lo temibles rifles de pólvora. Ashitaka descubre que los habitantes de la Ciudad del Hierro están en guerra con los habitantes del Bosque: los árboles, las inmensas bestias que ahí habitan y, en especial, la Tribu de los Lobos y la Princesa Mononoke, una chica humana criada por la inmensa diosa-loba que acecha y masacra a los humanos. Ashitaka también averigua que es a causa de una herida de bala recibida en una batalla contra los humanos que el dios-jabalí enloqueció.

El joven príncipe tratará de aliarse con San (el auténtico nombre de la Princesa Mononoke) para poner fin al enfrentamiento entre Humanos y los habitantes del Bosque. En su intento por establecer la paz, tendrán lugar pavorosas batallas y matanzas, y el espectador conocerá de primera mano  al Espíritu del Bosque, el dios que gobierna ese lugar, una criatura tan maravillosa como misteriosa y aterradora.

Deberías ver como se pone cuando cae la noche. 


No me voy a cortar con esta. La princesa Mononoke es la leche. Las otras dos películas de las que he hablado antes son realmente buenas, pero Mononoke es sencillamente fantástica, por no decir perfecta (no creo que tal cosa exista). Absolutamente todo sobre ella resulta maravilloso. La animación es de una calidad exquisita, el doblaje (en español, al menos), verdaderamente efectivo, la música produce una sensación épica que rivaliza con las bandas sonoras de Braveheart y El Último Mohicano, la acción es intensa y brutal, los personajes, aunque arquetipos míticos, son fascinantes e intensos, y la trama sorprende por lo compleja y madura que resulta. Lo digo en serio. Para ser un enfrentamiento entre las fuerzas de la Naturaleza contra la Industrialización (un tema tratado de forma comparativamente simplista en novelas como El Señor de los Anillos y películas como Avatar), a mí me resultó imposible inclinarme del todo hacia un lado o hacia el otro. Eso es, seguramente, uno de los aspectos que más me asombró. En una escena, puedes ver un ejército de bestias reuniéndose, evidentemente preparándose para la guerra, y yo pensé “vale, esto es como en Avatar, y la Madre Naturaleza va a expulsar a los estúpidos humanos de una patada”. Nada más lejos de la realidad. El final resulta, a partes iguales, sorprendente, devastador, conmovedor y satisfactorio. No había visto una película animada igual de buena desde Wall-E. Las cinco estrellas se las gana de sobras, entrando de cabeza en mi panteón mental de las mejores películas de todos los tiempos. 

Está más guapa sin sangre en la boca, eso te lo aseguro. 

¿He aprendido algo después de ver estas tres películas? Bueno, creo que he empezado a aclimatarme algo a las sensibilidades estéticas japonesas. Me ha resultado muy placentero descubrir que no todo en la cultura popular nipona son tíos con peinados imposibles diciendo sus ataques en voz alta. Al contrario, y al igual que en la cultura popular anglosajona, hay de todo en el Jardín del Señor, y los frutos que he encontrado me gustan. También he podido ver, por primera vez en bastante tiempo, películas animadas destinadas a adultos cuyo interés no radica en “sangre y tripas”, aunque algo de eso tiene. Pero lo que más me agrada de todo esto (y esto puedo decirlo de cualquier artefacto cultural procedente de fuera de Occidente) es que, pese a las tendencias estéticas y percepciones culturales y filosóficas, tan distintas de las que yo conozco, es perfectamente  posible apreciar la belleza, el drama y la maravilla de la mano de experiencias culturales nuevas y fascinantes. Es cuestión de tener la mente abierta, aunque a veces cueste. 

jueves, 17 de marzo de 2016

CRITICA: FUEGO Y HIELO

¡Por una vez, una portada que no engaña con respecto a su contenido!
Fuego y Hielo es una película animada de fantasía heroica del director de culto Ralph Bakshi, creada en 1983 con la colaboración del famoso ilustrador Frank Frazetta (quien, junto con Boris Vallejo, define la estética de la fantasía de Espada y Brujería), y guiones de Gerry Conway y Roy Thomas (famosos por escribir comics de Conan el Bárbaro). ¿Que qué es eso de Espada y Brujería?  Pues es un tipo de fantasía heroica en el que prevalecen héroes musculosos, hechiceros malignos, damiselas con muy poca ropa, junglas y ruinas de civilizaciones desaparecidas. Como monarca indiscutible de este subgénero se alza Conan el Bárbaro aunque, ocasionalmente, otros también tienen oportunidad de brillar con luz propia. Un elemento característico de Fuego y Hielo es que fue rodada casi por completo con rotoscopia, un mecanismo de animación en el cual se emplea metraje con actores reales como patrón para la propia animación. La rotoscopia es un elemento prevalente en toda la película, determinando sobremanera su interés estético.

Larn, el “protagonista”, a falta de una palabra mejor.

¿Pero de que va Fuego y Hielo? Pues ALERTA DE SPOILERS. La bruja Juliana tiene un hijo llamado Nekron, al que entrena en las artes oscuras. Nekron crea un glaciar, habitado por una inmensa tribu de trogloditas, que va empujando hacia el sur, expulsando a los habitantes de las planicies. Al sur del todo, un reino en un volcán es el objetivo final de Nekron. Mientras avanza el glaciar, un poblado es destruido, pero uno de sus habitantes, un guerrero llamado Larn, sobrevive y huye. Mientras, Juliana envía esbirros a secuestrar a Teegra, la curvilínea princesa del reino del volcán, para ofrecérsela a Nekron como futura esposa y reproductora (¡Qué considerada!).

La película es, básicamente, una persecución por la jungla que hay entre el Glaciar y el Volcán, en el que tanto los trogloditas por un lado, como Larn y su aliado, el chamán guerrero Lobo Oscuro por el otro, tratan de encontrar a la princesa, unos con la intención de entregarla a Nekron, los otros tratando de devolverla a su padre. La batalla final es un épico rescate en el que los héroes cargan contra el glaciar a lomos de pterodáctilos, una batalla de espada y hacha entre hechiceros y un conflicto entre las fuerzas de la naturaleza.
Los caballos son para nenazas. ¡Los hombres de verdad cabalgan pterodáctilos! 

El punto fuerte de la película es decididamente su aspecto. Con los suaves y melifluos movimientos de sus personajes (logrados gracias a la animación por rotoscopio), la violencia de los combates, en los que hachas destrozan esternones y espadas rasgan gargantas, y con los largos planos de Teegra desde ángulos muy interesantes, Fuego y Hielo es claramente una película para los ojos (y la libido) más que para el cerebro.
Uno de dichos ángulos. La cinematografía es…extraordinaria. 

Esto compensa casi por completo su escasa historia y sus contenidos algo más cuestionables. Un elemento de la fantasía heroica que por algún motivo más ha perdurado, y del que más deberíamos alejarnos como parte de nuestra evolución social, es el del conflicto entre “razas”, entre dos o más pueblos predestinados a odiarse mutuamente. Esto empeora con el hecho de que los trogloditas son llamados “subhumanos”. Resulta todavía más doloroso con la presencia de una segunda bruja, la cual tiene un hijo hibrido, el cual parece producto de la endogamia más que de la diversificación genética. El destino de ambas anomalías (una “xenófila” y un hibrido) es morir.
Trogloditas, subhumanos, orcos, neandertales…los esbirros de la peli.

                Otro defecto severo de la película es Larn, el héroe principal. Es bastante soso, con escasa personalidad y sin arco propio. Los verdaderos campeones de la película son Teegra y Lobo Oscuro, y en menor medida Nekron. El villano principal es simple, pero su uso de magia negra tiene un aura antinatural que compensa su falta de individualidad.

¿Qué tiene la fantasía contra los albinos? 

Por otra parte, Teegra, aparte de ser un gozo para la vista, tiene un pequeño arco de desarrollo: ella empieza la película quejándose de que son los hombres los que se llevan toda la gloria, mientras que ella tiene que quedarse en casa a estudiar (nunca le ves coger un libro) mas, lo largo de la película, demuestra tener algo más de astucia y tesón de lo que parece a simple vista (la justa para ser ella la que escape de determinadas situaciones). En términos de personalidad y presencia, Teegra es la estrella de la película.

¿Qué? Estaba pensando en...no importa. 
¿Por dónde iba?

Lobo Oscuro, en cambio, produce una enorme impresión en la película. Aparece como un conocedor de la magia y como un guerrero de una ferocidad inaudita. Blandiendo su enorme hacha como si fuese un palito y abriéndose paso a través de los trogloditas como si se tratase de mantequilla, gruñendo y perforando la pantalla con su mirada, Lobo Oscuro se asemeja a un personaje en particular…en efecto, es Batman, pero en modo Conan el Bárbaro. Además, parece tener una relación especial con Juliana y Nekron y, aunque se pueda adivinar en que consiste, nunca se dice de manera explícita. En lo que se refiere a escenas de acción, Lobo Oscuro se lleva la palma.

“¿Qué quieres decir con que Batman nunca mata? ¡Ahora voy a ir a partirle la cabeza con mi hacha!”


Fuego y Hielo es una película entretenida y energética que le da al espectador exactamente lo que se propone: guerreros, monstruos, princesas y magos. Con una actuación de voz más eficaz que todas las caras raras de Arnold Schwartzenegger en Conan (y, no os lo perdáis, en ¡inglés americano!), y una historia sencilla y directa, esta película animada merece mucha la pena verla, al menos si te interesa ver tíos musculosos blandiendo espadas. 

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Je…sí, claro, tíos musculosos…