Ya nos han
decepcionado antes. Esta será mi filosofía cuando vaya a ver al cine “La
Guerra de las Galaxias Episodio VII: El Despertar de la Fuerza” (J. J.
Abrahams, 2015). Ya nos han decepcionado antes. “La amenaza fantasma”, 1999. “El
ataque de los clones”, 2002. “La venganza de los Sith”, 2005. Todos las
conocemos, y muchos lloramos sobre la oportunidad perdida que representan,
sobre el crimen artístico que son. Fueron como una ducha de agua fría en mitad
de un sueño agradable. Fueron una bofetada para el colectivo de los
espectadores.
No es solo
que las de la Trilogía de Precuela fueran películas muy (muy, muy, muy, muy)
inferiores al estándar establecido por sus predecesoras (Una nueva esperanza,
El Imperio contrataca, El retorno del Jedi), sino que son atroces por derecho
propio. Una interpretación espectacularmente mala de actores sin dirección,
efectos especiales terriblemente desfasados, conversaciones inaguantablemente
áridas, historias sin sentido de lógica o coherencia, héroes despreciables,
villanos sosos o ridículos, historias de amor insufribles y la destrucción del
elemento mágico de la Fuerza y de los Caballeros de Jedi (porque, en serio, los
Jedi de las Precuelas son todos unos perfectos imbéciles). Y todo ello
llevando el nombre de una de las (si no la)
serie de películas de aventuras mejores y más importantes de la historia del
cine.
Sí, sí, ay, sí.
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La nueva película que ha dirigido Abrahams promete
seguir el espíritu de los Episodios IV, V y VI, en lugar de I, II y III. Y
aunque, a todas luces, podemos confiar en que vaya a ser una buena película, e
incluso una digna sucesora, un pálpito en el corazón me hace dudar. No me fio
de mis instintos (nunca tuve mucha conexión con la Fuerza), pero mis
experiencias previas me dicen que, cuando una película se presenta a si misma
como descendiente directa de un clásico establecido (véanse "Terminator III" en
adelante, o "Alien III" en adelante), las decepciones están a la vuelta de la
esquina. El problema es que veremos El Despertar de la Fuerza bajo la sombra de
lo que vino antes.
Cuando compre mi entrada y entre en la sala de
cine, haré un esfuerzo (sin garantías de éxito de mi parte, sólo soy un hombre)
por fingir que esto no es “La Guerra
de las Galaxias”. Va a ser una aventura espacial, con hechiceros tecnológicos,
caballeros con espadas futuristas, las fuerzas enfrentadas del bien y el mal, robots,
alienígenas y naves estelares. Pese a ello, y aunque el
titulo indique lo contrario, trataré de fingir que esto es una cosa enteramente
distinta al clásico de 1977, quizás una película titulada “La Batalla por las
Estrellas: el Despertar de la Magia”.
Si no hago eso, pensaré “este villano no mola
tanto ni es tan malvado como Darth Vader”, “estos héroes no son tan interesantes
como Luke Skywalker y Leia”, “este robot trata de ser R2D2, pero no lo es”, o
incluso “esta batalla no es tan trepidante como la de la trinchera de la
Estrella de la Muerte”. Y no quiero que eso pase. Quiero que esta película me
guste. Probablemente me gustará. Lo cierto es que tiene muy buena pinta. Hay un 85%
de posibilidades de que me guste. Pero si me fuerzan a compararla con algo tan
grande como "La Guerra de las Galaxias", no dejaré de hacer comparaciones. Y si
sale perdiendo…pues esta película me gustará bastante menos.
Debo evitar comparar películas con claras
similitudes, al menos en cuanto a la calidad general del filme: “Robocop” (Paul
Verhoeven, 1987) y “Dredd” (Pete Travis, 2012) tienen claros parecidos, lo
mismo que “Barbarella” (Roger Vadim, 1968) y “Flash Gordon” (Mike Hodges, 1980),
o “Alien” (Ridley Scott, 1979) y “La Cosa” (John Carpenter, 1984), o incluso el
“Star Trek” de J. J. Abrahams (2009) y la “Guerra de las Galaxias” original (George
Lucas, 1977), pero son tan distintas al mismo tiempo que no resulta un problema.
No quiero que la futura película de La Liga de la Justicia sea la versión de
Warner/DC de “Los Vengadores” (Joss Whedon, 2012), porque compararé, y a menudo
la primera sale ganando.
Si no detectas los parecidos es que tienes que ir al oculista. |
“El Despertar de la Fuerza” no cuenta con esta
ventaja. Lamentablemente, ha optado por ser parte de una franquicia
establecida, con lo que se verá obligada a someterse a comparaciones. Yo, al
menos, voy a concederle el beneficio de verla como una aventura espacial
separada, como "Los Guardianes de la Galaxia" (James Gunn, 2014) o "Aliens: El Regreso" (James Cameron,
1986). Así, si el villano me impresiona menos que Vader, no me importará tanto.
El villano habrá tenido mérito, aunque no haya llegado tan lejos.
Ya
me han decepcionado antes.
Pero, por buena o mala que sea esta película, los
Jedi no volverán a defraudarme (a defraudarnos) como hicieron antes.
P.D.: Creo que esta película va a molar un porrón,
pero todo puede pasar. Me estoy escudando para lo peor.
Sin entrar en la cuestión de por qué fracasaron tanto las precuelas (que hay para rato...) el peligro no es tanto compararlas con las películas originales, sino quizás con nuestro recuerdo de ver la saga original.
ResponderEliminarSi te pones a profundizar, y créeme que en internet hay mucho de esto, los episodios IV, V y VI no son perfectos. Pero lejos de encontrar fallos, en mi mente está el recuerdo de las sensaciones al verlas (¡no me toques la Guerra de las Galaxias!) y por tanto todo lo que venga después tiene que llegar a unos estándares que, francamente, quizás nunca estuvieron allí en realidad. Pero quizás me equivoque...