miércoles, 16 de diciembre de 2015

Los Jedi ya nos han decepcionado. No volverá a pasar: “El Despertar de la Fuerza”, una nueva oportunidad.

Ya nos han decepcionado antes. Esta será mi filosofía cuando vaya a ver al cine “La Guerra de las Galaxias Episodio VII: El Despertar de la Fuerza” (J. J. Abrahams, 2015). Ya nos han decepcionado antes. “La amenaza fantasma”, 1999. “El ataque de los clones”, 2002. “La venganza de los Sith”, 2005. Todos las conocemos, y muchos lloramos sobre la oportunidad perdida que representan, sobre el crimen artístico que son. Fueron como una ducha de agua fría en mitad de un sueño agradable. Fueron una bofetada para el colectivo de los espectadores.


No es solo que las de la Trilogía de Precuela fueran películas muy (muy, muy, muy, muy) inferiores al estándar establecido por sus predecesoras (Una nueva esperanza, El Imperio contrataca, El retorno del Jedi), sino que son atroces por derecho propio. Una interpretación espectacularmente mala de actores sin dirección, efectos especiales terriblemente desfasados, conversaciones inaguantablemente áridas, historias sin sentido de lógica o coherencia, héroes despreciables, villanos sosos o ridículos, historias de amor insufribles y la destrucción del elemento mágico de la Fuerza y de los Caballeros de Jedi (porque, en serio, los Jedi  de las Precuelas son todos unos perfectos imbéciles). Y todo ello llevando el nombre de una de las (si no la) serie de películas de aventuras mejores y más importantes de la historia del cine.
Sí, sí, ay, sí. 

La nueva película que ha dirigido Abrahams promete seguir el espíritu de los Episodios IV, V y VI, en lugar de I, II y III. Y aunque, a todas luces, podemos confiar en que vaya a ser una buena película, e incluso una digna sucesora, un pálpito en el corazón me hace dudar. No me fio de mis instintos (nunca tuve mucha conexión con la Fuerza), pero mis experiencias previas me dicen que, cuando una película se presenta a si misma como descendiente directa de un clásico establecido (véanse "Terminator III" en adelante, o "Alien III" en adelante), las decepciones están a la vuelta de la esquina. El problema es que veremos El Despertar de la Fuerza bajo la sombra de lo que vino antes.

Cuando compre mi entrada y entre en la sala de cine, haré un esfuerzo (sin garantías de éxito de mi parte, sólo soy un hombre) por fingir que esto no es “La Guerra de las Galaxias”. Va a ser una aventura espacial, con hechiceros tecnológicos, caballeros con espadas futuristas, las fuerzas enfrentadas del bien y el mal, robots, alienígenas y naves estelares. Pese a ello, y aunque el titulo indique lo contrario, trataré de fingir que esto es una cosa enteramente distinta al clásico de 1977, quizás una película titulada “La Batalla por las Estrellas: el Despertar de la Magia”.

Si no hago eso, pensaré “este villano no mola tanto ni es tan malvado como Darth Vader”, “estos héroes no son tan interesantes como Luke Skywalker y Leia”, “este robot trata de ser R2D2, pero no lo es”, o incluso “esta batalla no es tan trepidante como la de la trinchera de la Estrella de la Muerte”. Y no quiero que eso pase. Quiero que esta película me guste. Probablemente me gustará. Lo cierto es que tiene muy buena pinta. Hay un 85% de posibilidades de que me guste. Pero si me fuerzan a compararla con algo tan grande como "La Guerra de las Galaxias", no dejaré de hacer comparaciones. Y si sale perdiendo…pues esta película me gustará bastante menos.

Debo evitar comparar películas con claras similitudes, al menos en cuanto a la calidad general del filme: “Robocop” (Paul Verhoeven, 1987) y “Dredd” (Pete Travis, 2012) tienen claros parecidos, lo mismo que “Barbarella” (Roger Vadim, 1968) y “Flash Gordon” (Mike Hodges, 1980), o “Alien” (Ridley Scott, 1979) y “La Cosa” (John Carpenter, 1984), o incluso el “Star Trek” de J. J. Abrahams (2009) y la “Guerra de las Galaxias” original (George Lucas, 1977), pero son tan distintas al mismo tiempo que no resulta un problema. No quiero que la futura película de La Liga de la Justicia sea la versión de Warner/DC de “Los Vengadores” (Joss Whedon, 2012), porque compararé, y a menudo la primera sale ganando.
Si no detectas los parecidos es que tienes que ir al oculista.

“El Despertar de la Fuerza” no cuenta con esta ventaja. Lamentablemente, ha optado por ser parte de una franquicia establecida, con lo que se verá obligada a someterse a comparaciones. Yo, al menos, voy a concederle el beneficio de verla como una aventura espacial separada, como "Los Guardianes de la Galaxia"  (James Gunn, 2014) o "Aliens: El Regreso" (James Cameron, 1986). Así, si el villano me impresiona menos que Vader, no me importará tanto. El villano habrá tenido mérito, aunque no haya llegado tan lejos.

Ya me han decepcionado antes.

Pero, por buena o mala que sea esta película, los Jedi no volverán a defraudarme (a defraudarnos) como hicieron antes.

P.D.: Creo que esta película va a molar un porrón, pero todo puede pasar. Me estoy escudando para lo peor.

1 comentario:

  1. Sin entrar en la cuestión de por qué fracasaron tanto las precuelas (que hay para rato...) el peligro no es tanto compararlas con las películas originales, sino quizás con nuestro recuerdo de ver la saga original.
    Si te pones a profundizar, y créeme que en internet hay mucho de esto, los episodios IV, V y VI no son perfectos. Pero lejos de encontrar fallos, en mi mente está el recuerdo de las sensaciones al verlas (¡no me toques la Guerra de las Galaxias!) y por tanto todo lo que venga después tiene que llegar a unos estándares que, francamente, quizás nunca estuvieron allí en realidad. Pero quizás me equivoque...

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