Desde hace muchos años me gusta principalmente un estilo de música llamado
Heavy Metal. Este género yo creo que ha tenido de siempre una fama muy poco
merecida, ya que lo que la gente suele relacionar con él no es sino una pequeña
parte del que yo creo que es uno de los géneros con más sub-estilos que hay.
Así, puedo decir que no me interesa esa versión del Metal que está en el
subconsciente de todos, de un tío pintado balbuceando a gritos mientras el
guitarrista invoca a Satanás (en serio, ¿en qué estarán pensando?) sino en la
parte menos siniestra y más cercana al rock, que por otra parte es la gran
mayoría del Heavy metal. A lo largo de mi vida he escuchado quizás varios
cientos de grupos diferentes, algunos que estoy seguro de que van a pasar a la
historia y otros que simplemente me han hechos pasar una buena tarde. Y aquí
está Dunedain. No me voy a engañar, este es probablemente un grupo
más bien de segunda clase; pero aun así llevo escuchando su música
periódicamente desde que encontré este disco. ¿Por qué? Creo que todo se limita
a la canción “Buscando el norte”. No hay que malinterpretar mis
palabras: creo que su trabajo es bueno (en especial este disco), pero esta
canción me llama especialmente la atención.
Sigo buscando el deseo que me
haga soñar
buscando el norte.
En primer lugar, debería decir que todo lo que comente va a estar orientado
hacia mi forma de pensar cristiana, puesto que, como todos, en lo que pensamos
se ve reflejada nuestra forma de ver el mundo. Así que Dunedain es un grupo
cristiano, pensarás. Pues no. Aquí es donde está la parte
interesante: creo que, como dice esta canción, todos sin excepción estamos en
una búsqueda de una verdad que no podemos ver.
La primera parte de la canción habla sobre ilusiones que mueren, lágrimas,
el daño de la codicia y la pérdida del amor y la inocencia. Es bastante típico
que, para que en la vida de una persona se vea reflejado ese impulso por buscar
algo más esté precedido por una pérdida o una tristeza. Lo curioso es que aquí
sólo aparece una causa para estas heridas: la codicia. ¿Es posible
pensar que la fuente de todo aquello que nos puede hacer daño tenga como origen
la codicia? Codicia por dinero, codicia por reconocimiento, codicia por
amor, codicia por ser Dios… Al final, si creemos en este punto de
vista, no nos queda otra sino admitir consecuentemente que el ser humano, del
que sale la codicia, se hiere a sí mismo y a los que le rodean.
Sigo buscando una luz mientras la
oscuridad
llena mi noche.
De todas formas, la primera parte no acaba allí. Hay dos líneas, muy
pequeñas y fáciles de pasar por alto, que anuncian que, aunque la tormenta alce
su voz, aún puedes mantenerte. De hecho, estas líneas son una introducción para
el estribillo. Aquí, la parte clave es la palabra “buscando”,
puesto que en cierta forma todos estamos buscando el norte. Toda persona en
este mundo debe buscar él mismo una dirección en su vida, una dirección que
puede apuntar fácilmente hacia uno mismo (hacia el ser humano, que
ya he asumido que es codicioso) o hacia una búsqueda por lo trascendental,
una luz en la oscuridad que llena mi noche. Y los que nos llamamos
cristianos no somos ninguna excepción, aunque lo más cómodo sea pensar que sí.
Para justificar esto simplemente voy a citar la que creo que es la mejor
estrofa de la canción:
Mira mi alma, sigue buscando la
verdad,
en mis recuerdos se refugió la
soledad.
Cuál fue el momento en que murió
mi voluntad,
ahora lo entiendo, debo volver a
caminar.
En el momento en el que se deja de buscar la verdad, es
cuando se pierde lo que te hace humano. La respuesta no es una religión, como
la entendemos convencionalmente, sino un camino del que no te
puedes apartar.
Y por fin llega la parte final de la canción, que toma todo lo que se ha
hablado en la primera, pero desde el punto de vista de una búsqueda de la
verdad. La tristeza no es la solución, sólo hay que dar un paso en el camino,
buscando el norte.
Jesús le dijo: Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por
mí.
Un buen análisis. La vida está cargada de porrazos y heridas, pero es necesario buscar las verdades que hay detrás de las verdades. Gracias por compartir con nosotros.
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